lunes, 26 de mayo de 2014

Ilusión causa-efecto

En primer lugar, disculparme por no haber podido quedarme a la conferencia, pero debido al retraso de la ponente y por motivos laborales tu ve que irme, y no pude disfrutar de la ponencia que realizó Helena Matute.

Acabo de ver el vídeo de la presentación, y la verdad que me ha dado pena no poder estar y poder debatir al respecto del tema que ha tratado. Tras escuchar con atención la charla, poco hay que añadir a las explicaciones dadas, tan solo una pequeña pega, y es que hubiese estado mejor si en el vídeo se pudiensen ver las transparencias y así seguir, y comprender, mucho mejor sus explicaciones.

Por ello, tan solo realizaré un breve esquema con los aspectos, acerca de la ilusión causa-efecto que más me han llamado la atención, acompañando cada característica de una fotografía en la que creo que se refleja dicho aspecto:

1.- Parece que a mayor momento de angustia, implica mayor superstición o creencia.


2.- El resultado deseado es frecuente o aparece con mayor probabilidad.


3.- A mayor implicación, parece que existe una mayor ilusión o satisfacción por la mejora.


4.- El realismo depresivo parece implicar menor ilusión, aunque algunos estudios han encontrado lo contrario.

5.- La efectividad del método científico está relacionado con el efecto placebo??.


6.- Si la relación causa-efecto es real, parece que esta relación ocurre por casualidad. Mientras que si esta relación es "no real", ésta desarrolla una ilusión muy fuerte, al menos al principio.


7.- La ilusión óptica es muy similar a la ilusión causa-efecto.



Por ello, y según concluye Helena Matute:

"NO TE FÍES. Necesitamos un método científico para detectar si algo está funcionando o no" 


Hasta la próxima entrada!!

jueves, 15 de mayo de 2014

El fraude de la vacuna que nunca provocó el autismo



Un gran fraude científico en el mundo de la epidemiología y las vacunas, fue el ocurrido con el polémico estudio que vinculaba la vacuna triple vírica con el autismo, cuyo responsable y autor principal fue Andrew Wakefield.




Aquella investigación, publicada en febrero de 1998 en la revista The Lancet y posteriormente retirada tras descubrirse el fraude, relacionaba dicha vacuna -que se usa contra las paperas, el sarampión y la rubeola- con el desarrollo de esta enfermedad en 12 casos. Ahora, se acaban de poner de manifiesto los intereses económicos concretos que tenían los investigadores.



Cuando se descubrió que los datos publicados eran falsos, su principal autor, el doctor Andrew Wakefield, perdió la licencia para ejercer en el Reino Unido, pero él aún mantuvo, y creo que mantiene actualmente, que su estudio era válido, y algunos padres de pacientes de autismo todavía le apoyan.

Sin embargo, British Medical Journal (BMJ) insiste en que se trató de un fraude deliberado en el que se engañó a los padres, se hicieron pruebas inconvenientes a los niños, se fabricaron resultados y se ocultaron deliberadamente intereses económicos, según el pormenorizado relato que hace en esta publicación el periodista Brian Deer.

Pero, además, la revista sostiene que tras estas malas prácticas se escondía una trama destinada a hacer dinero, la cual arrancaba de un claro conflicto de intereses que Wakefield no declaró en su momento: había sido contratado -y pagado- por Richard Barr, un abogado que reclutaba a padres de niños autistas para demandar a los fabricantes de la vacuna. El investigador recibía 180 euros a la hora, gastos aparte, por sus servicios de asesoría científica al abogado.

Además, se barajó la idea de montar una empresa para explotar los supuestos resultados de la investigación, con previsiones de ganancias millonarias. En concreto, se llegaron a estimar retribuciones por un valor superior a los 33 millones de euros al año por un kit de diagnóstico que se quiso comercializar.

En un documento privado al que ha tenido acceso el mencionado periodista, se exponía la necesidad de recabar más de 590 millones de euros de inversores para poner en marcha el negocio. Pero no sólo se trataba de ganar dinero, sino también fama. De hecho, un ex colega del investigador ha declarado que oía hablar a Wakefield y su equipo de "ganar el Nobel" con este estudio.

Varios fueron los medios que recogieron esta noticia, ya que tuvo un gran impacto mediático.







 Hasta la próxima entrada!!

 

martes, 13 de mayo de 2014

La calidad de la publicación biomédica

A propósito de los temas que hemos tratado acerca de la publicaciones científicas, me han enviado información de unas jornadas acerca de "La calidad de la publicación biomédica".

La IX Jornada MEDES 2014, "La calidad de la publicación biomédica" (jueves, 3 de julio), reflexionará este año sobre tres de los múltiples factores que inciden hoy en la calidad de la publicación: las nuevas tendencias y modelos, como el Acceso abierto, la presión para publicar a la que se ven sometidos las propias revistas y los científicos para poder competir y, por último, el idioma en el que se comunica la ciencia. El evento, que cuenta con el patrocinio de Fundación Lilly, se celebrará en Euroforum, Campus Infantes en San Lorenzo de El Escorial. 

Por si es de vuestro interés, y tenéis la oportunidad de desplazaros a dicha jornada, aquí os dejo el enlace al PROGRAMA.

martes, 6 de mayo de 2014

Fraude en los resultados científicos

El tema sobre el que nos toca escribir esta semana es el "fraude científico", y como no podía ser menos dada mi titulación de base (estadístico), comentaré brevemente dos aspectos que pueden asemejarse como un posible "fraude en los resultados científicos": el posible conflicto de intereses, y la posible adecuación de los datos para obtener los resultados deseados.

Estos dos aspectos pueden estar o no directamente relacionados, ya que si la entidad financiadora del estudio es la que suministra, por ejemplo, el fármaco o tratamiento, podrían inducir a los investigadores a que publicasen resultados "satisfactorios" hacia su tratamiento, adecuando los datos para obtener resultados positivos.

Con respecto al conflicto de intereses, muchas de las revistas científicas solicitan la declaración de conflicto de intereses firmados a cada uno de los autores de la publicación, pudiendo así justificar ese inexistente conflicto entre los investigadores responsables del estudio y la entidad financiadora.

Por otra parte, está la posible adecuación de los datos, por parte de los investigadores, para la obtención de resultados atractivos y que así pueda, entre otras cosas, atraer aún más el interés de los revisores de la revista para su posible publicación.

Con respecto a este tema, creo que algunas editoriales de revistas científicas están reforzando este aspecto. Hasta el momento, un lector no podía hacer ninguna réplica a los resultados obtenidos en un estudio, ya que sin disponer de los datos originales del estudio es difícil realizar una réplica. Ante esta situación, unas cuantas editoriales están solicitando a los autores que incorporen como material suplementario al artículo la base de datos original para que, quién esté interesado, pueda comprobar los resultados obtenidos. Además también dan la posibilidad de almacenar la base de datos en un repositorio abierto al público.

Aunque en un principio pueda parecer extraño, esto es lo que está ocurriendo en la actualidad, y lo digo por experiencia propia, ya que los últimos estudios que he enviado a publicar me ha sucedido. No se si estos aspectos están siendo más habituales en epidemiología o también está ocurriendo en otras disciplinas, así que ya me contaréis si a vosotros también os está sucediendo lo mismo.

Finalmente, a pesar de que estos dos aspectos estén cobrando relevancia en las publicaciones científicas, no están exentos de un posible fraude científico, aunque considero que en gran parte están paliando esta posibilidad.


Hasta la próxima entrada!!